2 Matrimonio y Familia
Ena Von Baer: "no tiene derecho, desde mi punto de vista, una mujer que presta el cuerpo en el fondo, presta el hogar a esa vida que se va a desarrollar, a terminar con esa vida" |
Resulta un
claro síntoma de nuestros decadentes tiempos el hecho de que haya tenido que
titular esta parte como “Matrimonio Y Familia.” Ambas palabras deberían ser
sinónimos ya que el propósito del matrimonio es que un HOMBRE y una MUJER se
unan indisolublemente para PROCREAR y
auxiliarse mutuamente. Es decir, la gente que se casa y que pospone el momento
de la procreación es comunista: en un buen matrimonio, un primogénito no
debiera nacer más allá de diez meses después de la boda, a no ser, claro, que
exista algún impedimento físico en la mujer. Los hombres somos siempre fértiles
a excepción de los homosexuales.
En un mundo
ideal, hombres y mujeres llegarían vírgenes al matrimonio; me parece
excepcional y conmovedor que existan jóvenes que aún luchen por este ideal y
que a veces inclusive lo logren. Sin embargo, seamos realistas: es frecuente
que muchos hombres no lleguen vírgenes al matrimonio porque los machos de la
especie padecemos de algo completamente desconocido para la mujer: el deseo sexual.
Recientes estudios de universidades católicas confirman que el deseo sexual se
origina en el pene – estamos hablando en términos respetuosos y serios, por lo
que no está mal decir ‘pene’ en referencia al órgano sexual masculino o
‘chuchita’ como se conoce científicamente al órgano sexual femenino.
Las mujeres en
cambio no padecen de deseo sexual a no ser que estén enfermas de una condición
llamada ninfomanía, que hace que les crezca una protuberancia cerca de la
entrada de la chuchita llamada clítoris. Si bien un caballero puede disfrutar
de vez en cuando de mujeres que tengan esta protuberancia y, por ende, padezcan
de deseo sexual, lo normal es casarse con vírgenes que no padezcan tan odiosa
condición en una mujer.
Lo anterior
nos trae directamente a la conclusión de que existen mujeres para gozar y
mujeres para casarse, como bien me enseñó mi abuelita Adriana, a quien debo
gran parte de la sabiduría de este capítulo. Dado que el sacramento del
matrimonio es indisoluble, pese a que su equivalente contrato civil haya
perdido tan importante cualidad, un hombre tiene que saber distinguir a
cabalidad entre ambos tipos de mujeres. En caso contrario, deberemos pagar
enormes sumas de dinero para conseguir la nulidad eclesiástica del matrimonio y
poder participar del sacramento de la eucaristía los domingos. Está claro que
sin este sacramento no se puede ingresar al cielo ni matricular a los niños en
un colegio decente.
A continuación
daremos una lista de las cualidades para reconocer a una mujer libre de deseo
sexual:
La mujer libre de deseo sexual es virgen.
Una mujer que
no padece de deseo sexual no tiene ninguna necesidad de fornicar, esto es de
tener sexo extramarital – no es raro que muchas lectoras no hayan escuchado
jamás tan desafortunada palabra. Sus noviazgos anteriores se limitan por tanto
a visitas de estilo, salidas a bailar a locales de moda, decentes y del
Apumanque para arriba o sus equivalentes provincianos – equivalentes es un
decir: Santiago es Chile. Sin embargo,
muchas mujeres provincianas conservan prístina su inocencia virginal ya que no se
contaminan con la decadente vida de la ciudad, por tanto la provincia es un
buen lugar para encontrar mujeres puras.
La mujer libre de deseo sexual es blanca.
Enfrentémoslo,
las mujeres de color (cualquier color) suelen ser víctimas de deseos sexuales.
El ‘swing caribeño’, el ‘ritmo’ de las mulatas, lo ‘enigmático’ de las
orientales no son más que eufemismos para referirse a mujeres calientes y por
ende fáciles. Es importante entonces casarse con una mujer blanca, ojalá rubia
y en lo posible de ojos claros. El mestizaje de los españoles con la gallarda,
pero inadecuada raza araucana hace muy difícil encontrar tal pureza de raza en
las mujeres chilenas. Si bien es posible recurrir a mujeres europeas, la
degeneración de la cultura del viejo continente no lo hace recomendable: las
mujeres de la Europa occidental suelen ser demasiado independientes, liberales
e izquierdistas como para constituir buenas esposas criollas y, por otra parte,
las mujeres de la otrora órbita soviética han ido adquiriendo costumbres de
rotas debido a la crueldad del estalinismo. Por ello lo mejor es elegir a una
hembra criolla. Para asegurarnos de que una mujer chilena es adecuada para el
matrimonio, basta tomar una de esas bolsas de papel café y compararla
discretamente con la piel de la candidata – recomiendo efectuar este
procedimiento con extremo disimulo ya que muchas mujeres pueden justamente
sentirse ofendidas por la prueba. Si la piel de la dama es más clara que la
bolsa, entonces constituirá una buena esposa y si no, nos arriesgamos a que
ella oculte un deseo sexual latente. Se ha sabido de mujeres castas que
desarrollan deseo sexual en la vejez, es decir a los treinta años. La mayoría
de estas mujeres tiene la piel más oscura que la bolsa de papel.
Otras características de la mujer
casadera criolla
No debemos
limitarnos a los aspectos raciales del color de la piel. La raza es importante,
pero no lo es todo. Así pues una mujer que luzca tatuajes es necesariamente
rota o cuma, al punto de que el color de su piel se vuelve irrelevante. Su
grado de rotancia es directamente proporcional a la superficie de su cuerpo
cubierta por los tatuajes. Ni la más mínima pulgada de piel debe estar cubierta
por tintes permanentes si aspiramos a convertir a una mujer en nuestra esposa.
No creo necesario
explayarme acerca del hecho de que las mujeres elegibles son de buena familia,
católicas, viven en el barrio alto y en general son niñas a las que uno conoce
indirectamente por el papá, la mamá, los hermanos o los primos. Pude hacer una
lista de esas personas aquí mismo, pero me pareció irrelevante porque los
lectores de este libro saben de antemano quiénes son las niñas de las que estoy
hablando, además de que escribir sus nombres podría ponerlas al alcance de
pelafustanes que se hacen pasar por gente decente sin serlo.
Pequeños tips para las mujeres
Lamentablemente
y debido al pecado de Eva en el Paraíso que perdió a casi toda la humanidad
para siempre, para las mujeres las cosas son más difíciles porque todos los
machos de la especie padecemos de deseo sexual. Es una condición inherente al
varón y no hay nada que pueda hacerse al respecto. Es por ello que a las
mujeres no les queda sino resignarse a esta molesta cualidad masculina. A las
mujeres más bien les conviene aprender a manejar el deseo de sus cónyuges y para ello daremos estas
sencillas instrucciones, tan sencillas que hasta una mujer puede entenderlas –
no implico que una mujer sea menos inteligente que el hombre ¡ello sería un
machismo mal entendido! Lo que sucede es que las mujeres, al ser más sensibles
que los hombres, no pueden pensar con la misma claridad que nosotros. Esto no
es necesariamente un defecto: es la voluntad de Dios y Él sabe por qué hace las
cosas ¿o no?
Me imagino que
no tengo que decirles que se fijen en varones más altos que ellas, blancos y
con una familia decente que los respalde para que no tengan que pasar las
pellejerías propias del ascenso social de la clase media ¿no? La intuición de
las mujeres es a veces mucho más sabia que la inteligencia de los hombres, especialmente
en este sentido. Mis recomendaciones a las mujeres, por ende, no están
dirigidas a la elección de un buen partido porque eso ya se lo enseñaron las
madres y las abuelitas y, sin la distracción que implica el deseo sexual, las
damas seguirán instrucciones con más docilidad.
Mis consejos
están dirigidos más bien a la vida en pareja con un macho de la especie, cosa
que puede ser un tanto desagradable debido al ya comentado deseo sexual.
Primero
Un caballero
sabe que usted en rigor no padece de deseo sexual, por tanto no se sacrifique
solicitando favores sexuales que en realidad no desea. Tendrá más que
suficiente con los requerimientos de su marido.
Segundo
Un varón tiene
sus necesidades, salir con los amigos a beber hasta tarde es una de ellas y mantener
la privacidad de tales salidas es otra. Por ello, no inquiera acerca de la vida
privada de su marido.
Tercero
Si encuentra
marcas de lápiz labial en las camisas de su marido esté agradecida. Esto
significa que él ha comprendido que a usted no le gusta el sexo, que ya han
tenido un número suficiente de hijos y que por ello ha decidido calmar su
ansiedad sexual con una mujer de otra clase, con una de ésas con las que uno no
se casa. No está mal, sin embargo, que le recuerde sus deberes de esposo y padre
y que comente algún funesto caso de divorcio para recordarle sus
responsabilidades. Aclárele que cuando el pobre mártir renunciado Benedicto XVI
dijo que usar preservativo era malo, se refería a la santidad del matrimonio y
no a las camboyanas[1] de
las que los maridos se sirven para calmar sus molestos, pero naturales e
inevitables apetitos. No quiere usted que su blanca prole legítima deba
compartir la herencia con una prole proletaria y de color.
Cuarto
Rece. Dios
siempre ha estado dispuesto a ayudar a las personas que viven según sus normas,
cosa que queda demostrada con el éxito que durante generaciones ha bendecido a
nuestras buenas familias castellano-vascas con algún componente germánico.
Nadie ha dicho que la vida de casados sea fácil, pero es mejor que quedarse
solterona.
Estas
sencillas recomendaciones debieran ser suficientes para retornar al cauce del
matrimonio tradicional y de esa forma terminar con flagelos tales como la
drogadicción, la homosexualidad, las reivindicaciones sociales, el movimiento
estudiantil, la nueva guerra de Arauco y
el calentamiento global – que como todos sabemos es consecuencia de la ira de
Dios por el desvío moral de la humanidad y no de la quema de combustibles
fósiles. De esa forma también terminarán los terremotos que han sacudido a
nuestra patria cada vez que se hace algún intento socialistoide.
[1] Cuando decimos ‘camboyana’ no nos referimos a una mujer nativa de
Camboya, sino que es un eufemismo para nombrar a una mujer de raza no blanca
que está más dispuesta que las mujeres de la élite a complacer el deseo sexual
de los hombres. Esta nota es para niñas jóvenes de colegios decentes en los que
estas cosas no se hablan ni debieran hablarse porque para eso está la casa. Sin
embargo, muchos padres de familia, entre los que me incluí por muchos años,
evitan tocar este tipo de temas en frente de las hijas para mantener prístina
su inocencia virginal. Craso error: una mujer de bien, ahora más que nunca,
debe estar preparada para enfrentar estas verdades de la vida.
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ResponderEliminarLo único malo es que no es chiste...
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