El "Breviario de la Derecha" es un ensayo humorístico publicado en una edición pequeña en 2013 de forma independiente. Es una especie de "Manifiesto Comunista", pero presenta una distopía neoliberal y conservadora descrita por su autor ficticio Evaristo Erreconerrechea Conmuchaserres. Nunca pensé que el texto tuviera un valor tan profético como el que tuvo, a raíz de los últimos acontecimientos, ni que su contenido fuera extensible a muchos otros sectores políticos.
En este blog, será publicado por entregas semanalmente los días domingos. Quien quiera adquirirlo impreso puede hacerlo aquí. O comunicarse con el autor por Facebook

domingo, 3 de abril de 2016

2 Matrimonio y Familia

Ena Von Baer: "no tiene derecho, desde mi punto de vista, una mujer que presta el cuerpo en el fondo, presta el hogar a esa vida que se va a desarrollar, a terminar con esa vida"

Resulta un claro síntoma de nuestros decadentes tiempos el hecho de que haya tenido que titular esta parte como “Matrimonio Y Familia.” Ambas palabras deberían ser sinónimos ya que el propósito del matrimonio es que un HOMBRE y una MUJER se unan indisolublemente para PROCREAR  y auxiliarse mutuamente. Es decir, la gente que se casa y que pospone el momento de la procreación es comunista: en un buen matrimonio, un primogénito no debiera nacer más allá de diez meses después de la boda, a no ser, claro, que exista algún impedimento físico en la mujer. Los hombres somos siempre fértiles a excepción de los homosexuales.
En un mundo ideal, hombres y mujeres llegarían vírgenes al matrimonio; me parece excepcional y conmovedor que existan jóvenes que aún luchen por este ideal y que a veces inclusive lo logren. Sin embargo, seamos realistas: es frecuente que muchos hombres no lleguen vírgenes al matrimonio porque los machos de la especie padecemos de algo completamente desconocido para la mujer: el deseo sexual. Recientes estudios de universidades católicas confirman que el deseo sexual se origina en el pene – estamos hablando en términos respetuosos y serios, por lo que no está mal decir ‘pene’ en referencia al órgano sexual masculino o ‘chuchita’ como se conoce científicamente al órgano sexual femenino.
Las mujeres en cambio no padecen de deseo sexual a no ser que estén enfermas de una condición llamada ninfomanía, que hace que les crezca una protuberancia cerca de la entrada de la chuchita llamada clítoris. Si bien un caballero puede disfrutar de vez en cuando de mujeres que tengan esta protuberancia y, por ende, padezcan de deseo sexual, lo normal es casarse con vírgenes que no padezcan tan odiosa condición en una mujer.
Lo anterior nos trae directamente a la conclusión de que existen mujeres para gozar y mujeres para casarse, como bien me enseñó mi abuelita Adriana, a quien debo gran parte de la sabiduría de este capítulo. Dado que el sacramento del matrimonio es indisoluble, pese a que su equivalente contrato civil haya perdido tan importante cualidad, un hombre tiene que saber distinguir a cabalidad entre ambos tipos de mujeres. En caso contrario, deberemos pagar enormes sumas de dinero para conseguir la nulidad eclesiástica del matrimonio y poder participar del sacramento de la eucaristía los domingos. Está claro que sin este sacramento no se puede ingresar al cielo ni matricular a los niños en un colegio decente.
A continuación daremos una lista de las cualidades para reconocer a una mujer libre de deseo sexual:

La mujer libre de deseo sexual es virgen.

Una mujer que no padece de deseo sexual no tiene ninguna necesidad de fornicar, esto es de tener sexo extramarital – no es raro que muchas lectoras no hayan escuchado jamás tan desafortunada palabra. Sus noviazgos anteriores se limitan por tanto a visitas de estilo, salidas a bailar a locales de moda, decentes y del Apumanque para arriba o sus equivalentes provincianos – equivalentes es un decir: Santiago es Chile.  Sin embargo, muchas mujeres provincianas conservan prístina su inocencia virginal ya que no se contaminan con la decadente vida de la ciudad, por tanto la provincia es un buen lugar para encontrar mujeres puras.

La mujer libre de deseo sexual es blanca.

Enfrentémoslo, las mujeres de color (cualquier color) suelen ser víctimas de deseos sexuales. El ‘swing caribeño’, el ‘ritmo’ de las mulatas, lo ‘enigmático’ de las orientales no son más que eufemismos para referirse a mujeres calientes y por ende fáciles. Es importante entonces casarse con una mujer blanca, ojalá rubia y en lo posible de ojos claros. El mestizaje de los españoles con la gallarda, pero inadecuada raza araucana hace muy difícil encontrar tal pureza de raza en las mujeres chilenas. Si bien es posible recurrir a mujeres europeas, la degeneración de la cultura del viejo continente no lo hace recomendable: las mujeres de la Europa occidental suelen ser demasiado independientes, liberales e izquierdistas como para constituir buenas esposas criollas y, por otra parte, las mujeres de la otrora órbita soviética han ido adquiriendo costumbres de rotas debido a la crueldad del estalinismo. Por ello lo mejor es elegir a una hembra criolla. Para asegurarnos de que una mujer chilena es adecuada para el matrimonio, basta tomar una de esas bolsas de papel café y compararla discretamente con la piel de la candidata – recomiendo efectuar este procedimiento con extremo disimulo ya que muchas mujeres pueden justamente sentirse ofendidas por la prueba. Si la piel de la dama es más clara que la bolsa, entonces constituirá una buena esposa y si no, nos arriesgamos a que ella oculte un deseo sexual latente. Se ha sabido de mujeres castas que desarrollan deseo sexual en la vejez, es decir a los treinta años. La mayoría de estas mujeres tiene la piel más oscura que la bolsa de papel.

Otras características de la mujer casadera criolla

No debemos limitarnos a los aspectos raciales del color de la piel. La raza es importante, pero no lo es todo. Así pues una mujer que luzca tatuajes es necesariamente rota o cuma, al punto de que el color de su piel se vuelve irrelevante. Su grado de rotancia es directamente proporcional a la superficie de su cuerpo cubierta por los tatuajes. Ni la más mínima pulgada de piel debe estar cubierta por tintes permanentes si aspiramos a convertir a una mujer en nuestra esposa.
No creo necesario explayarme acerca del hecho de que las mujeres elegibles son de buena familia, católicas, viven en el barrio alto y en general son niñas a las que uno conoce indirectamente por el papá, la mamá, los hermanos o los primos. Pude hacer una lista de esas personas aquí mismo, pero me pareció irrelevante porque los lectores de este libro saben de antemano quiénes son las niñas de las que estoy hablando, además de que escribir sus nombres podría ponerlas al alcance de pelafustanes que se hacen pasar por gente decente sin serlo.

Pequeños tips para las mujeres

Lamentablemente y debido al pecado de Eva en el Paraíso que perdió a casi toda la humanidad para siempre, para las mujeres las cosas son más difíciles porque todos los machos de la especie padecemos de deseo sexual. Es una condición inherente al varón y no hay nada que pueda hacerse al respecto. Es por ello que a las mujeres no les queda sino resignarse a esta molesta cualidad masculina. A las mujeres más bien les conviene aprender a manejar el deseo  de sus cónyuges y para ello daremos estas sencillas instrucciones, tan sencillas que hasta una mujer puede entenderlas – no implico que una mujer sea menos inteligente que el hombre ¡ello sería un machismo mal entendido! Lo que sucede es que las mujeres, al ser más sensibles que los hombres, no pueden pensar con la misma claridad que nosotros. Esto no es necesariamente un defecto: es la voluntad de Dios y Él sabe por qué hace las cosas ¿o no?
Me imagino que no tengo que decirles que se fijen en varones más altos que ellas, blancos y con una familia decente que los respalde para que no tengan que pasar las pellejerías propias del ascenso social de la clase media ¿no? La intuición de las mujeres es a veces mucho más sabia que la inteligencia de los hombres, especialmente en este sentido. Mis recomendaciones a las mujeres, por ende, no están dirigidas a la elección de un buen partido porque eso ya se lo enseñaron las madres y las abuelitas y, sin la distracción que implica el deseo sexual, las damas seguirán instrucciones con más docilidad.
Mis consejos están dirigidos más bien a la vida en pareja con un macho de la especie, cosa que puede ser un tanto desagradable debido al ya comentado deseo sexual.

Primero

Un caballero sabe que usted en rigor no padece de deseo sexual, por tanto no se sacrifique solicitando favores sexuales que en realidad no desea. Tendrá más que suficiente con los requerimientos de su marido.

Segundo

Un varón tiene sus necesidades, salir con los amigos a beber hasta tarde es una de ellas y mantener la privacidad de tales salidas es otra. Por ello, no inquiera acerca de la vida privada de su marido.

Tercero

Si encuentra marcas de lápiz labial en las camisas de su marido esté agradecida. Esto significa que él ha comprendido que a usted no le gusta el sexo, que ya han tenido un número suficiente de hijos y que por ello ha decidido calmar su ansiedad sexual con una mujer de otra clase, con una de ésas con las que uno no se casa. No está mal, sin embargo, que le recuerde sus deberes de esposo y padre y que comente algún funesto caso de divorcio para recordarle sus responsabilidades. Aclárele que cuando el pobre mártir renunciado Benedicto XVI dijo que usar preservativo era malo, se refería a la santidad del matrimonio y no a las camboyanas[1] de las que los maridos se sirven para calmar sus molestos, pero naturales e inevitables apetitos. No quiere usted que su blanca prole legítima deba compartir la herencia con una prole proletaria y de color.

Cuarto

Rece. Dios siempre ha estado dispuesto a ayudar a las personas que viven según sus normas, cosa que queda demostrada con el éxito que durante generaciones ha bendecido a nuestras buenas familias castellano-vascas con algún componente germánico. Nadie ha dicho que la vida de casados sea fácil, pero es mejor que quedarse solterona.

Estas sencillas recomendaciones debieran ser suficientes para retornar al cauce del matrimonio tradicional y de esa forma terminar con flagelos tales como la drogadicción, la homosexualidad, las reivindicaciones sociales, el movimiento estudiantil, la nueva guerra de Arauco  y el calentamiento global – que como todos sabemos es consecuencia de la ira de Dios por el desvío moral de la humanidad y no de la quema de combustibles fósiles. De esa forma también terminarán los terremotos que han sacudido a nuestra patria cada vez que se hace algún intento socialistoide.





[1] Cuando decimos ‘camboyana’ no nos referimos a una mujer nativa de Camboya, sino que es un eufemismo para nombrar a una mujer de raza no blanca que está más dispuesta que las mujeres de la élite a complacer el deseo sexual de los hombres. Esta nota es para niñas jóvenes de colegios decentes en los que estas cosas no se hablan ni debieran hablarse porque para eso está la casa. Sin embargo, muchos padres de familia, entre los que me incluí por muchos años, evitan tocar este tipo de temas en frente de las hijas para mantener prístina su inocencia virginal. Craso error: una mujer de bien, ahora más que nunca, debe estar preparada para enfrentar estas verdades de la vida.

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